domingo, agosto 08, 2010

Algo que necesitan saber…

Si hubiese escrito esta entrada así por que tenía que escribirla como simple memoria, hubiese dicho: “Hace mucho tiempo leí…” pero bueno, que apenas me ando poniendo al corriente de los blogs que sigo y cuando leí el de Mato, me seguí y me seguí hasta una entrada que cuando la leí, en el mes de Octubre de 2009, me dije: ¡carajo! ¡cuánta razón!

Así que bueno, pónganse a leer y a ver si aprenden un poco de cómo va la cosa, que no es que me sienta Matorj por su puesto jajajaja, pero ¡vamos! que esto si lo he pensado en más de una ocasión, especialmente por lo del teléfono.

Esta entrada es patrocinada indirectamente por el señor Matías. Nada de lo escrito a continuación pertenece a mi autoría. Visita su blog aquí

Déjenme explicarles como funciona el mecanismo de mi mente, ya que nadie se digna a analizarlo desde una perspectiva que no sea la suya.

La mayoría del tiempo, por lo menos un 85%, quiero que me dejen de romper las pelotas. Si no te doy corte, no te ofendas. No te vayas por la tangente pensando con quién estoy o qué carajo estoy haciendo. Seguramente estoy en casa, boludeando, pasando un poco de tiempo conmigo mismo. Si no te digo, “Estoy en casa, no me hables porque tengo ganas de estar solo”, es porque seguro lo agarrás para el lado que no es, como siempre. Además no hace falta que sepas qué estoy haciendo cada segundo del puto día.

Si no atiendo el teléfono, no lo atiendo. Relájate. No es el fin del mundo.

No me atomices dejándome un mensaje atrás del otro si no te contesto, cuando vea que me llamaste, te voy a llamar. Las tres cuartas partes de mi día las paso en la facultad, donde no puedo atender el celular. No hace falta que dejes mensajes de voz diciéndome que me llamaste y que te llame. Sé que me llamaste, los celulares tienen identificador, me dice cuando tengo una llamada perdida tuya, y cuando la veo, sé que querés que te llame.

Una vez más, relájate.

Me quema ese aferrarse hermético de algunas personas, me harta, lo lamento. No, en realidad, no lo lamento. Si no pueden entender todo esto, quienes deberían lamentarse son ellos por no ser capaces de abrir sus cabezas a un estilo de vida que no sea el suyo propio.

Una relación, noviazgo o amistad, es una relación, no un contrato de propiedad. No se olviden de eso, por favor.

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